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Violencia obstétrica: Conocé el caso de la mamá que lleva adelante el primer juicio del país

Publicado 29 Jun 2017 – 04:45 PM EDT | Actualizado 14 Mar 2018 – 09:48 AM EDT
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Agustina Petrella tenía 38 años cuando quedó embarazada de Pedro, su primer hijo. 5 años después, demandó por violencia obstétrica a la neonatóloga, al obstetra, a la obra social y a la clínica en la que nació su segunda hija. Es el primer caso de este tipo en el país.

Cómo fue la historia

En el curso de pre-parto le enseñaron qué es un parto seguro y respetuoso, respecto de las necesidades físicas y emocionales del bebé y de la mamá.

También incursionó en lo que se conoce como “ la hora sagrada”, que son los primeros 70 a 90 minutos post parto, período especialmente sensitivo en el que el contacto precoz entre la madre y el bebé genera efectos positivos inmediatos y a largo plazo.

Si el parto no presentó complicaciones, lo ideal es respetar este momento, ya que estabiliza la respiración, la presión arterial y la oxigenación del bebé, mantiene sus niveles de glucemia, reduce las hormonas del estrés, disminuye el llanto, promueve el inicio precoz de la lactancia materna y mantiene la temperatura, reduciendo el riesgo de hipotermia.

Así era como ella quería vivir ese momento, pero no fue así: a Agustina le realizaron una cesárea de urgencia y a Pedro se lo llevaron sin que pudiera verlo.

No vivir lo mismo nuevamente

Cuando Pedro tenía un año, quedó embarazada de Milagros, y para evitar la situación que vivió en su primer parto decidió tomar precauciones.

Cambió de obstetra y sus hermanos abogados, le indicaron que existe una  ley de parto humanizado, esto quiere decir que las leyes exigen el respeto de los derechos de la mamá en el momento del parto.

La futura mamá puede enviar un plan de parto a la clínica, informando cómo quiere que sea el momento. Desde respetar el acompañante, en qué posición parir, si quiere recibir o no anestesia,entre otras solicitudes. Siempre y cuando no corra riesgo la vida de la madre o la del bebé, el cuerpo médico debe acatarlo.

Así fue como Agustina presentó el escrito en la clínica, informando que si su bebé respiraba de manera independiente, quería que la pusieran en su pecho. También solicitó que en la sala de parto bajaran las luces, que hubiera silencio y que solo estuviera la gente necesaria.

Una vez enviada la carta, recibió un llamado de la jefa de neonatología de la clínica, quien le dijo que conocía la ley, pero que en esa clínica no se realizaban partos humanizados.

El parto

Llegada la semana 42, Agustina no presentaba dilatación, por lo que tuvieron que programarle una cesárea.

"Yo estaba aterrada y me hicieron subir sola. Me dijeron «desvestite que ya estamos muy atrasados». Les dije que necesitaba ir al baño, primero me dijeron que no y cuando finalmente me dejaron, empezaron a golpearme la puerta. En la sala había luz plena, estaba lleno de gente y una mujer, supongo que era la neonatóloga, me empezó a retar cuando dije que estaba amamantando a Pedro y me contestó: ¿pero vos estás loca?".

Milagros nació sin complicaciones, pero no tuvo el contacto piel con piel con su madre.

Una hora y media después de haber nacido se la llevaron a Agustina. Milagros estaba dormida, bañada, aspirada y ya le habían aplicado una inyección.

Tiempo después vomitó algo blanco, por lo que Agustina se dio cuenta de que le habían dado leche artificial.

Todo lo opuesto a lo que ella había solicitado.  

Continuó el maltrato

Al otro día los médicos fueron a buscar a Milagros para hacerle los controles. Agustina decidió ir a verla y vio a un montón de bebés desnudos llorando y a quienes tenían que cuidarlos, completando papeles.

Al verla preocupada la trataron mal y le dieron a Milagros.

Después la coordinadora de neonatología se acercó a la habitación de Agustina y le dijo: "Acá sabemos bien quién sos vos, porque somos muy unidos y nos contamos todo, vos sos la que presentó la cartita. Acá no estamos para cumplir los caprichitos de los padres".

Después entró el obstetra, quien le dijo que le iba a dar el alta “por cómo estaban las cosas”.

La violencia obstétrica es violencia de género

Agustina denunció por daño moral y por daños y perjuicios a la obra social, el obstetra, la neonatóloga y la clínica, para que nunca más una mujer pase por la misma situación.

Este tipo de violencia se da en algunos hospitales públicos como privados. No importa la edad ni la clase social. La puede sufrir una adolescente primeriza sin cobertura médica, como también una mujer de 35 años con una prepaga. 

La justicia tomará las medidas necesarias, pero la violencia obstétrica es una realidad que debe tener un fin para poder respetar el derecho de todas las mujeres por igual.

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