La coalición reconoció que gran parte de lo que está impulsando la violencia con armas de fuego permanece fuera del control de la ciudad, como la negativa de Harrisburg a permitir que Filadelfia regule el flujo de armas a la ciudad, el desmantelamiento de los programas federales contra la pobreza en los últimos 40 años y el aumento de tiroteos alimentado por la pandemia en todo el país.