Miguel, un pequeño venezolano de 7 años, estuvo a punto de perder sus manos tras sufrir graves quemaduras. De acuerdo con las autoridades, su padre y su tía realizaban sesiones de brujería en las que lo maltrataban. Katiuska Corihuela, madre del menor, aseguró que había dejado al niño en manos de su padre mientras ella viajaba a Ecuador para conseguir dinero.
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