La mujer cruzó la frontera a través del río Bravo junto a su esposo y sus dos hijos, pero al llegar a Estados Unidos le comenzaron los dolores de parto, por lo que tuvieron que buscar ayuda de las autoridades fronterizas. La hispana cuenta que cinco minutos después del parto, en el hospital al que la llevaron, le tomaron las huellas y una prueba de ADN. Asegura que al otro día fue deportada a México, donde se reencontró con su familia.
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