El director George Miller concibió hace 36 años al personaje Max Rockatansky y ese mundo distópico violento, hostil y anárquico en el que se mueve, pero como ninguna otra franquicia de acción, Mad Max se las ha arreglado para hacer secuelas cada vez más ambiciosas que representan una verdadera evolución de los conceptos y las ideas de fondo, y no simplemente algo más grande y más espectacular, con mejores efectos especiales (a pesar de que, evidentemente, cada secuela fue más costosa que la anterior, pero Miller sabe aprovechar muy bien el dinero adicional, tal como lo prueba Fury Road).