Había una época en el pasado donde nos sentábamos tranquilos al aire libre, junto a una ventana o en nuestra cama y leíamos por horas. Era un momento para nosotros mismos, de tranquilidad y paz, donde podíamos repasar una misma frase varias veces, si así nos ayudaba a entender. Pero ahora vivimos en un mundo cada vez más acelerado, donde las personas trabajan largas horas y en los tiempos libres estudian, se juntan con amigos o hacen otras cosas. Se dificulta encontrar un momento para la lectura, lo que lleva a que muchas personas lean en los autobuses o en los pocos minutos antes de dormir.