Fuerzas del gobierno reanudaron los bombardeos sobre posiciones rebeldes, provocando lo que testigos describen como una matanza. Los ataques impidieron evacuar a rebeldes y civiles, como se tenía previsto. Activistas dijeron que los bombardeos ocurrieron en áreas donde las personas se habían congregado para salir de la ciudad y que habría hasta 50,000 atrapados.