Un cheque de ayuda permanente: ¿una solución para las crisis?
500 dólares al mes, sin condiciones. La ciudad californiana de Stockton pagó esa cantidad a 125 personas durante dos años en el mayor experimento sobre salario básico universal que se ha hecho en las últimas décadas en Estados Unidos. Funcionó bien.
Los participantes de este programa piloto consiguieron mejores empleos, pagaron deudas y mostraron "mejoras significativas" en salud emocional, según un análisis publicado el pasado miércoles y elaborado por las investigadoras Stacia Martin-West, de la Universidad de Tennessee, y Amy Castro Baker, de la Universidad de Pennsylvania.
Stockton, una ciudad industrial muy golpeada por la crisis de 2008, usó fondos privados para financiar esta prueba y seleccionó al azar a personas de barrios con ingreso anual inferior a la media, de 46,000 dólares. Podían gastar el dinero como lo deseasen. Lo emplearon en alimentación, servicios y automóvil.
Los buenos resultados del experimento de Stockton y la crisis generada por la pandemia del coronavirus ha reabierto el debate sobre el salario básico universal, una propuesta que resucitó el precandidato demócrata Andrew Yang en su campaña de 2020.
¿Es efectivo dar dinero a los ciudadanos?
"Programas pilotos como los de Stockton están probando una idea económica y social: ¿Dar dinero a la gente puede crear un cambio significativo? Si los resultados continúan mostrando un impacto importante, la siguiente pregunta es si esto tiene fuerza como idea política", explicó a Univision Noticias Jonathan Morduch, profesor de Política Pública y Economía en la NYU.
No obstante, Morduch precisa que el programa de Stockton es de salario garantizado y no de renta básica universal porque no beneficia a todo el mundo, solo a residentes de bajos recursos. " Un salario básico universal es mucho más caro de financiar y un amplio porcentaje del dinero va a personas que no necesitan ese apoyo", subraya.
Para Stan Veuger, economista en el American Enterprise Institute, es fundamental tener en cuenta el tamaño de estas pruebas. "La diferencia fundamental es de escala, sería muy distinto para toda la población. Montar un sistema de salario básico universal supondría doblar el presupuesto federal actual", apunta.
"Habría que recaudar un nivel de impuestos muy superior al actual, la gente subestima el costo de un programa así", añade.
Y señala: "Solo dan 500 dólares al mes, eso es una expansión del sistema del bienestar, no es un salario básico. No es suficiente para que sobreviva una persona en muchos lugares del país, ocurre lo mismo con los cheques (de ayuda de la pandemia)".
Uno de los argumentos en contra del salario básico universal es la idea de que puede desincentivar el trabajo. "Al dar el dinero sin condiciones, corres el riesgo de crear toda una clase de personas que no trabaja y si eso se localiza en determinados barrios puede ser problemático", opina Veuger.
¿Desincentiva el trabajo?
Luis Carlos Reyes, director del Observatorio Fiscal de la Pontificia Universidad Javeriana en Colombia, rechaza la idea de que dar ayudas económicas directas desmotive a sus receptores a la hora de buscar empleo. "Tenemos experimentos en países de altos ingresos pero también de bajos, como Kenia, que indican que estas personas no solo no reducen su oferta laboral sino que mejora su bienestar. Hay unos estereotipos totalmente falsos", anota.
Según Reyes, un ingreso mínimo garantizado podría marcar la diferencia para comunidades como la hispana en EEUU, con recursos inferiores a la media. "Una medida así les permite no tener que endeudarse para sobrevivir, les permite tener tiempo de buscar un buen empleo, de formarse, les da un respiro", indica.
El derecho a unas condiciones de vida dignas
Luis Jorge Garay Salamanca, economista e investigador social especializado en salario básico universal, defiende que el enfoque debe ser desde el punto de vista de los derechos humanos. "Tener unas condiciones de vida digna es un derecho, hay que cambiar la idea de que se trata de un regalo o una dádiva", subraya.
"Y como derecho, también tiene que ser responsablemente recibido. El ciudadano que lo recibe debe contribuir al conjunto", añade.
Garay Salamanca considera que un salario básico para todos los ciudadanos "no es financiable", por lo que defiende que sea una medida "focalizada en la población pobre y vulnerable".
En esa idea coincide Veuger, que sostiene que la idea de una renta básica universal, para todas las personas, "no es un debate real ni siquiera en los países del norte de Europa", como Suecia, Países Bajos o Alemania, con un estado del bienestar mucho más amplio.