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Ciencia y Tecnología

¿Los traumas se heredan genéticamente? Esto dice la ciencia

Publicado 29 Sep 2016 – 03:30 PM EDT | Actualizado 5 Abr 2018 – 01:47 PM EDT
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Solemos asociar los rasgos físicos con la herencia de la genética, pero no lo hacemos con la personalidad. Si bien se tiende a relacionar a la depresión o la ansiedad con experiencias personales, para algunos psicólogos, también pueden ser transmitidos de padres o incluso abuelos.

¿Realmente son hereditarios?

El biólogo molecular y genetista  Moshe Szyf y el neurobiólogo Michael Meaney, se preguntaron en 1992 si ese tipo de conductas como la neurosis, la ansiedad y hasta el espíritu aventurero podrían depender de la genética.

La hipótesis de Meaney sostenía que un padre que ha experimentado un trauma podría tener ciertos cambios en su cerebro que pueden ser transmitidos a las neuronas de los cerebros de sus hijos e incluso nietos.

Esto sin duda es importante porque significa que las personas cuyos padres han vivido genocidios, asesinatos o algún tipo de trauma, podrían llevar ese impacto emocional en sus genes.

No todo es negativo

Si bien un abuelo que haya sido descuidado por sus padres pueda sufrir depresión y transmitirla a sus descendientes genéticamente, también las características positivas se transmiten. Por ejemplo, si ese abuelo en cambio tuvo padres que le transmitieron cariño, amor y seguridad, también se obtiene un impulso genético que afecta el sentido psicológico y de comportamiento de sus descendientes.

Investigación con ratas

Para comprobar su teoría de que ciertos rasgos emocionales se transmiten genéticamente, Meaney realizó un estudio sobre ratas hembras y sus crías. Recolectando datos desde 1950, pudieron ver que las crías a cargo de los investigadores se mostraban más tranquilas y menos estresadas, al menos cinco minutos al día. Pero comprobaron que eso no tenía nada que ver con el contacto humano.

Las ratas madre eran más propensas a preparar a sus crías después del tacto de los humanos y a dedicarles más tiempo para la lactancia. La atención extra derivaba en ese comportamiento de las crías. Cuánto más atención recibían, más reducido era el nivel de la hormona de estrés en la adultez.

Para Meaney, la investigación permitió identificar el cuidado maternal y su influencia en algunos genes específicos. 

Más estudios con ratas

Meaney, junto a Moshe, continuaron realizando más experimentos. Comenzaron eligiendo ratas madre especialmente atentas y otras que eran negligentes. Las crías de las madres negligentes mostraron ser más ansiosas y sobresaltarse con facilidad. 

Los investigadores tomaron las crías y examinaron sus cerebros al llegar a la adultez, específicamente el hipocampo, área vinculada al estrés, la ansiedad y la formación de memorias.

Las ratas que habían tenido madres negligentes tenían cambios observables en la metilación de los genes, esos cambios producen más receptores de glucocorticoides, que interactuán con la hormona del estrés, ocasionando una mayor sensibilidad al estrés. Esos cambios no se identificaron en las ratas de madres atentas.

Los investigadores realizaron otro estudio en 2008 y encontraron que las ratas madre que eran negligentes tenían menos receptores de estrógeno en el cerebro. Cuando su descendencia femenina maduraba, eso daba lugar a un menor número de receptores de estrógeno en el cerebro.

Meaney y Szyf descubrieron lo que se denomina herencia posnatal, o cambios epigenéticos del ambiente que se escriben en nuestro ADN y que luego se transmiten a la siguiente generación. 

Pruebas en humanos

También en 2008 los investigadores comenzaron a estudiar a humanos, examinaron los cerebros de personas que habían cometido suicidio y los compararon con aquellos que habían fallecido por otras razones.

Encontraron que entre los suicidas, los genes neuronales en el hipocampo mostraron metilación excesiva. Como los cerebros estaban tan metilados, los investigadores concluyeron que los sujetos debían haber sido víctimas de abusos de niños. Esa podría ser la razón por la que alguien con padres negligentes o abusivos deben luchar por superar el trauma que sufrieron.

En otro experimento, dirigido por investigadores de Yale, 14 niños huérfanos de Rusia fueron reclutados junto a otros 14 criados por sus padres. A todos les pidieron una muestra de sangre para examinar. Se descubrió que los huérfanos tenían más metilación y las áreas del cerebro importantes para la comunicación y el desarrollo del cerebro eran las más afectadas.

El estudio concluyó que la separación de los padres biológicos ocasiona estrés temprano que afecta el genoma de la persona a largo plazo.

Se han hecho diferentes investigaciones pero todavía es necesario hacer más para poder comprender el proceso. Sin embargo, la evidencia respalda que los traumas pueden ser heredables genéticamente de la misma manera que la resiliencia.

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