Final feliz para la historia de United Airlines y el pasajero sacado a la fuerza del avión
Hace algunos días, un chiste viralizado en redes sociales se refería al hecho de que en un mismo día dos reconocidas marcas de alcance mundial protagonizaron hechos que las dejaron muy mal paradas y significaron una pésima publicidad, en uno de los casos literalmente.
Fueron los casos de Pepsi y United Airlines.
El meme de “ hold my beer” o “sostén mi cerveza” en este caso al servicio de comparar el comportamiento de dos grandes corporaciones al de dos adolescentes borrachos haciendo ridiculeces.
Dos casos diametralmente opuestos: el de Pepsi surgido con un vergonzoso comercial, producto de todo un elaborado proceso que involucra a muchas personas, desde los creativos que lo idearon hasta los ejecutivos que increíblemente lo aprobaron; el de United Airlines surgido de la espontaneidad y la indiscreción de esa ocasional arma moderna que es la cámara del smartphone en el bolsillo de todo el mundo.
El primer caso es más que nada anecdótico, pero el del pasajero sacado a la fuerza de un avión de United Airlines tuvo sus importantes consecuencias.
Crisis pública para la aerolínea
Primero porque United Airlines no manejó la crisis de imagen pública de la mejor manera.
En primer lugar culparon al pasajero, que terminó herido tras la violencia con la que lo sacaron, diciendo que se había comportado de manera “agresiva”, y luego pidieron unas disculpas no muy convincentes y genéricas, diciendo que “nadie debería ser tratado de esta manera”.
Las cosas siguieron agravándose para la compañía cuando el abogado del pasajero aseguró que necesitaría cirugía reconstructiva en el rostro tras los golpes recibidos, y más aún con los reclamos que llevaron el asunto al terreno de los derechos humanos y hasta a la discriminación racial (el hombre es de origen vietnamita).
United Airlines experimentó una dura caída en sus acciones y una pérdida estimada en aproximadamente $1000 millones de dólares tras el escándalo.
Un acuerdo amistoso
Pero ahora todo eso ha llegado a un final feliz, según se ha informado, con el probable desembolso de un buen monto compensatorio para el pasajero por parte de la aerolínea.
Sus abogados comunicaron hoy que David Dao, el pasajero involucrado en el violento episodio, ha alcanzado “un amistoso acuerdo” con la aerolínea.
Los términos del acuerdo, o más precisamente el monto con el cual la compañía ha compensado al pasajero, no ha sido revelado, pero se puede suponer que David Dao no tendrá preocupaciones económicas por algún tiempo.
Así que, saldado el asunto, sobrevinieron los elogios.
Uno de los abogados defensores de Dao elogió al CEO de United, Oscar Muñoz, por su manejo de la disputa: “El señor Muñoz dijo que haría lo que correspondía, y lo ha hecho” aseguró el abogado.
La compañía, por su parte, finalmente asumió la completa responsabilidad por lo sucedido.
David Dao se había negado a bajar del avión en aquel momento cuando funcionarios de la compañía se lo exigieron, al darse cuenta que necesitaban cuatro lugares adicionales para miembros de la tripulación en un vuelo que había sido vendido y ocupado en su totalidad.
El evento, aparentemente, ha llevado a la compañía a tomar ciertas medidas en su servicio y a realizar modificaciones en sus políticas, para asegurarse que una situación como ésta no vuelva a ocurrir.
Entre ellas, se encuentra la de ofrecer una recompensa de $10.000 dólares a los pasajeros que acepten ceder su lugar en un vuelo que ha sido sobrevendido.
El abogado resaltó el hecho de que estas políticas mejorarán la experiencia de millones de viajeros, dejando a su cliente, David Dao, como una suerte de héroe involuntario para todos ellos.
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