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Esta es la conmovedora carta viral que a NINGUNA madre le gustaría recibir

Publicado 11 Jun 2018 – 06:01 PM EDT | Actualizado 11 Jun 2018 – 07:36 PM EDT
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Tristemente es una situación común: al denunciar la desaparición de una mujer las autoridades se concentran más en buscar por qué la víctima es culpable de lo que le pasó que pistas para dar con su paredero: que andaba en "malos pasos", que "se fugó con el novio" o que "ella provocó todo"; son las "conclusiones" más comunes.

En 2011 la usuaria Cristina Torres Cáceres se sintió devastada por los terribles acontecimientos de violencia contra la mujer en toda América Latina y adelantó una conmovedora carta acompañada de una ilustración a su madre por si un día "ella era la siguiente en desaparecer":

«Si mañana no te contesto las llamadas, mamá. Si no te digo que voy a cenar. Si mañana, mami, no aparece el taxi. Tal vez estoy envuelta en las sábanas de un hotel, en una carretera o una bolsa negra. (Mara, Micaela, Majo, Mariana). Tal vez estoy en una maleta o me perdí en la playa (Emily, Shirley). No te asustes, mamá, si ves que me apuñalaron (Luz Marina). No grites cuando veas que me arrastraron (Arlette). Mamita, no llores si te enteras que me empalaron (Lucía). Te dirán que fui yo, que no grité, que fue mi ropa, el alcohol en mi sangre. Te dirán que fue la hora, que estaba sola. Que mi ex el psicópata tenía motivos, que yo fui infiel, que fui puta. Te dirán que viví, mamá, que me atreví a volar muy alto en un mundo sin aire. Te juro, mami, que morí peleando. Te juro, viejita, que grité tan alto como volé. Se va a acordar de mi, ma, sabrá que fui yo quién lo jodió cuando me vea en el rostro de todas las que le van a gritar mi nombre. Porque sé, mamá, que no vas a parar. Pero, por lo que más quieras, no ates a mi hermana. No encierres a mis primas, no prives a tus sobrinas. No es su culpa, mamá, tampoco fue mía. Son ellos, siempre serán ellos. Lucha por sus alas, por las que me cortaron. Lucha para que sean libres y vuelen más alto que yo. Pelea para que griten más fuerte que yo. Que vivan sin miedo, mamá, tal como viví yo. Mamita, no llores mis cenizas. Si mañana soy yo, mamá, si mañana no vuelvo, destruyelo todo. Si mañana me toca, quiero ser la última. Por: Cristina Torres Cáceres #NosEstánMatando».

Aunque el texto tiene más de 6 años circulando en redes, no es de extrañar que siga siendo tan visto en la actualidad dentro de las redes sociales. Es una poderosa manifestación que tiene por objetivo anteponerse a los prejuicios comunes con los que la víctima siempre es etiquetada, pero también revela detalles crudos de ultraje, abuso y asesinato que quizás como sociedad nunca queramos aceptar como reales, pero que suceden en todo momento.

Según un estudio realizado en los años 1985-2016 por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y ONU Mujeres, en América Latina y el Caribe se estima que al menos 1 de cada 3 mujeres mayores de 15 años han sufrido violencia sexual, lo que ya alcanza para colocar a la región en la categoría de "epidemia" dentro del tema.

En el caso específico de México los datos arrojaron que cada 4 horas una niña, joven o adulta fue asesinada durante la última década dentro del territorio nacional. Esta información —provista específicamente por el INEGI— toma en cuenta el lapso 2006-2016 y también confirma que en ese periodo se encontraron más de 22 mil restos o cadáveres femeninos con graves huellas de violencia.

ONU Mujeres señala 3 principales factores para que la violencia contra la mujer siga en incremento: cultura machista normalizada, impunidad para los implicados y seguridad ciudadana deficiente.

En la actualidad la mujer latina continúa lidiando con el estigma y más allá de luchar contra la violencia en su contra, debe hacer frente al tabú de "ella se lo buscó por andar sola por la calle". No tendría que haber víctimas, y más aún, no tendría que haber familiares enfrentando el duelo y el prejuicio al mismo tiempo.

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