5 razones por las que difícilmente una película pueda superar al cómic que adapta
Las adaptaciones cinematográficas de cómics son moneda corriente desde hace ya unos años. Y aunque hubo películas que fueron sumamente fieles a la obra original, ya sea desde el aspecto artístico como argumental, llegando a ser consideradas verdaderas obras de arte cinematográficas, lo cierto es que dichas películas, más allá de que sean exitosas, populares y/o argumentalmente fantásticas, no dejan de ser adaptaciones. Eso significa que son versiones retocadas y manipuladas de una obra de formato diferente y que funciona con sus propias reglas, viéndose “forzadas” a cuadrar con las reglas de otro formato diametralmente disímil.
Ambas obras, el cómic original y la película son muy difíciles de comparar de manera completamente imparcial, ya que puede ocurrir que ambas sean excelentes por sus propias características; pero tratar de contrastarlas entre sí resulta sumamente infructuoso, ya que es como comparar a (por ejemplo) la mejor película de terror con la mejor película de comedia (al ser de GÉNEROS diferentes la comparación entre ambas es casi IMPOSIBLE). Pero si nos enfocamos en el cómic como la obra original y le damos mayor relevancia porque tuvo el suficiente valor argumentativo como para ganarse su propia película, podríamos decir que la posibilidad de que dicha película supere a su cómic es casi astronómica. Y a continuación te presentamos 5 razones que avalan esa teoría.
El manejo de los tiempos
Debido a que toda la historia de un cómic tiene que comprimirse en una película de dos horas (aunque hay películas de hasta tres horas), muchos elementos importantes para el argumento tiene que eliminarse o readaptarse. Esto no es necesariamente algo negativo, pero puede ser el delimitante a la hora de presentar correctamente a un personaje o una situación importante para la trama. Paradójicamente, hay casos de cómics más breves o que encaran la historia de manera más resumida y eso no se ve bien en la pantalla, por lo que se tiene que extender un poco la trama, ya sea inventando personajes nuevos, o dándoles mayor protagonismo y trasfondo emotivo a algunos personajes secundarios.
Ejemplo: En 300 (2006) basada en el cómic de Frank Miller se le dio mayor protagonismo a Astinos (el espartano hijo del Capitán que muere decapitado en el campo de batalla); en el cómic dicha muerte también ocurre, pero nunca es mostrada ni explicada en detalle y el espartano muerto ni siquiera es nombrado. También se inventó la sub trama que involucra a la Reina Gorgo y a Theron —el ciudadano griego traidor—, mientras que en el cómic original este último personaje ni siquiera existe.
La estética en general
Vivimos en una época en la que los efectos especiales pueden recrear casi cualquier personaje por mas ficticia o irreal que sea su apariencia o su traje; pero lo que se ve bien en el papel no necesariamente va a quedar bien en una película, y eso lleva a adaptar también las personificaciones de los personajes y en muchos casos su mismos orígenes. Este es un factor sumamente relativo que está directamente vinculado al trabajo del realizador. Por ejemplo, películas como Sin City (2005) o 300 (2006) están enfocadas en recrear de la manera más fiel posible la estética de un cómic, siendo parte importante de su éxito; sin embargo, en el caso de la película Fantastic Four (2015), cientos de fanáticos pusieron el grito en el cielo por la elección de Michael B. Jordan para representar a Human Torch, o por el simple hecho que Thing aparezca sin pantaloncillos.
Ejemplo: La trilogía de Batman dirigida por Christopher Nolan presentó una estética bastante realista tanto para el héroe como para sus villanos. Y a pesar de que un personaje tan emblemático como es el Joker mostró una estética bastante diferente de su contraparte en los cómics (usando maquillaje blanco en lugar de no tener pigmentación a causa de una quemadura química), eso no evitó que The Dark Knight (2008) fuese uno de los mayores éxitos de ese año, tanto en la crítica como en la recaudación.
La intertextualidad
Este factor se aplica principalmente a las películas basadas en cómics de DC o Marvel, ya que sus universos literarios son enormes y sus respectivos y múltiples personajes tienen entre sí una relación directa o indirecta, en muchas ocasiones llegando a cooperar mutuamente. En las películas eso es más difícil de lograr por cuestiones (principalmente) de derechos adquiridos sobre los personajes individualmente. Marvel ha conseguido mantener cierto manejo de la intertextualidad en sus películas al crear el MCU y haciendo que los personajes de sus diferentes películas pertenezcan a una misma realidad (aunque ocurra en espacios temporales diferentes) y el resultado sea esencialmente MUY positivo y dentro de todo muy bien logrado; pero, como contra, ocurre que los personajes involucrados en las películas se convierten en arquetipos que no pueden sufrir demasiadas alteraciones argumentales (o al menos no tantas como ocurre en un cómic), ya que eso genera un “choque” en los espectadores que están habituados a fórmulas argumentales auto contenidas y con personajes bien definidos.
Ejemplo: En la película Ant-Man (2015) –ambientada después de Avengers: Age of Ultron (2015)–, Hank Pym menciona una posible crisis a causa de su invento y Scott Lang le sugiere que se llame a los Avengers. Eso tiene lógica y mantiene la intertextualidad, pero debido a que la película es únicamente de “Ant-Man” no se podía incluir a los demás héroes, eso funciona bien en los cómics, pero en una película se ve forzado y carente de mucha lógica si se lo analiza. Ya se sabe que Ant-Man termina cooperando con una facción de los Avengers en los próximos proyectos cinematográficos, por lo que la excusa dada en esta película pierde coherencia y hace que el resultado se vea opacado al lado del cómic original.
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La paradoja del éxito y el fracaso
La mayoría de las películas adaptadas de un cómic buscan emular el éxito de la obra original, por eso se apunta a dejar satisfechos tanto a los lectores conocedores como al público en general, exhibiendo tendencias populares. Pero el basarse en un producto exitoso hace que las expectativas sean muy altas respecto a la película, la cual puede terminar siendo un rotundo fracaso y una potencial decepción. También puede ocurrir el caso opuesto, cuando se crea una película basándose en un comic menos conocido o poco exitoso, pero se explota la idea base de manera correcta y se logra una película exitosa aunque, paradójicamente, es muy diferente a la obra original.
Ejemplo: Men in Black (1997) fue un rotundo éxito de taquilla que generó dos secuelas de éxito moderado; pero el cómic en el que está basado dista bastante de ser exitoso, tanto así que la película pasó a ser una historia tan alterada que, prácticamente, solo comparte el título y unos pocos detalles argumentales básicos en común con el cómic, lo que la convierte –estrictamente hablando– en una “mala adaptación”.
El formato cinematográfico es “ingrato”
Las películas son una enorme inversión y sus resultados son injustamente determinantes tanto para las personas involucradas en su realización, como para la propia existencia del cómic (cinematográficamente hablando). En los cómics puede ocurrir que alguna historia, arco argumental o época de un personaje sea mal recibida por el público (como fue el caso de la colección Brand New Day de Spider-Man, la cual decepcionó a gran parte de sus lectores). Pero en los cómics se puede alterar una mala racha con otra mejor, se puede reescribir un arco argumental y alterar la continuidad. Esto puede ser un tanto molesto para los lectores (sobre todo cuando ocurre cada dos años como ha mostrado DC –por supuesto, estoy exagerando–), pero si se hace bien, una reestructuración de la continuidad permite empezar de nuevo, al lector puede no causarle mucha gracia, pero lo acepta (sobre todo si el resultado es positivo). Pero en el cine la cosa no funciona de igual manera, cuando una película sufre un reboot, las opiniones del público son en su mayoría negativas. Y si el reboot no resulta exitoso por la causa que sea, el público simplemente pierde interés en el producto, por lo que el cómic se queda estancado y hay pocas probabilidades de hacer otra adaptación –al menos no hasta que pase el suficiente tiempo–.
Ejemplo: La película The Amazing Spider-Man 2 (2014) estuvo entre las peor criticadas de ese año, a pesar de que era la continuación de un reboot exitoso y estaba llena de proyectos a futuro, con secuelas y spin-offs; después de una mala película todos esos planes simplemente se congelaron. Y como los derechos del personaje fueron finalmente adquiridos por otra empresa ( Disney), dichos proyectos simplemente quedaron en el olvido.
¿Qué opinas de las adaptaciones de cómics al cine?