Los mamíferos también se defienden
La naturaleza no deja de sorprendernos: existe un mamífero en el planeta que utiliza el veneno como mecanismo de defensa, algo que quizás sea totalmente original dentro del reino animal. Su nombre es rata encrestada o Lophiomys imhausi, y es un roedor nocturno, habitante del este africano y que recuerda a los puercoespines.
El cuerpo de este animalito está cubierto de un pelaje grueso negro y plateado, y en sus costados muestra una banda que se extiende desde la cabeza hasta la cola, cuyos pelos son esponjosos y absorbentes. Cuando dicho roedor se ve amenazado, esta banda se levanta y lastima a los posibles depredadores.
La explicación es muy sencilla: la rata encrestada muerde la corteza de un árbol que contiene una toxina llamada ouabaína. Este compuesto ha sido usado por los cazadores aborígenes en sus flechas, pues es altamente letal. Luego esa saliva impregnada de veneno la aplican en sus pelos, los cuales poseen un cilindro interior donde se aloja la sustancia y unas hebras fibrosas que permiten su salida en momentos de peligro.
La mayoría de los animales han desarrollado característica que les permiten escapar de sus enemigos o enfrentarse a ellos. Sin embargo, el mecanismo de disuasión de la rata encrestada reside en retener y distribuir en su cuerpo veneno de acción rápida, que se aplicará si es necesario con un alto costo para el atacante.
Un dato interesante es que este compuesto tan tóxico es parte natural de los animales, incluyendo el ser humano. Muchas actividades cardíacas como los latidos del corazón, se regulan por la acción química de cantidades mínimas de ouabaína, por lo que el estudio de estos roedores y de la resistencia de sus organismos a dicha sustancia podría tener importantes aplicaciones farmacológicas.