Hans Brinker: El peor hotel del mundo que atrae turistas
Considerado como el peor hotel del mundo, el Hans Brinker, situado en el 136-138 de la calle Kerkstraat, en Ámsterdam, ha utilizado toda su mala fama como principal reclamo turístico para todos aquellos curiosos que no pueden evitar acercarse a este económico hotel donde los insectos acampan a sus anchas, las pulgas saltan sobre las camas y la suciedad inunda las instalaciones.
Cuando la mala fama es una ventaja
Desde hace diez años, el hotel más barato de Ámsterdam viene acumulando una mala fama debido a los numerosos comentarios que tildan el alojamiento de sucio, ruidoso, falto de servicios pero, eso sí, muy barato. Ya sabemos como funciona esto: la gente tiene malas opiniones y los turistas rehúsan reservarlo. Pero lo que no habíamos visto hasta entonces es que un hotel utilizase esa fama como arma publicitaria, tal y como demuestran los banners difundidos por la agencia publicitaria Kessels Kramer.
Según esta campaña las cortinas deben ser usadas como toallas, la cantidad de bacterias nos volverán inmunes y la conexión wifi está disponible; ellos te pasarán la contraseña de los vecinos. Es cierto que no hemos podido evitar alguna que otra risa, pero lo cierto es que a estas alturas la diversidad de opiniones explotan en los foros y webs, dejándonos algo más confundidos. Una campaña viral que surtió un efecto impredecible.
Los peculiares servicios de Han Brinker
El Han Brinker dispone de 500 habitaciones, un club, un restaurante, un bar y una recepción 24 horas. Los precios por habitación doble puede oscilar los 35 dólares por noche y los de habitación compartida poco más de 20 dólares, conformando la propuesta más económica a nuestro paso por Ámsterdam, especialmente si viajamos modo backpackers y no queremos perdernos atracciones turísticas cercanas como el Museo Van Gogh.
Muchos ya han escrito su veredicto, alegando que " las camas estaban llenas de pulgas y las duchas sucias", escribía en Google un usuario. Otros, en cambio, aseguran que " no es para tanto, que las camas y las duchas estaban limpias, además de que el equipo de recepción muy atentos". Una contradicción en la que la publicidad ha tenido mucho que ver.
Lo cierto es que el Hans Brinker es sincero: no tienen botones, ni spa, ni gimnasio. Se autoproclaman eco-friendly mediante servicios arcaicos (pero bastante claros), y ofrecen los complementos básicos de cualquier hotel, además de un club el cual, según muchos, impide conciliar el sueño hasta las 6 de la madrugada. Y es que la mala fama a veces otorga la capacidad de ser irónico, incluso demasiado ácido.
Tú elijes.
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Hans Brinker es el peor alojamiento del mundo, pero también el hostel más barato de Ámsterdam. Un lugar convertido en icono de la ciudad de los canales durante los últimos diez años gracias a una informal campaña viral que ha atraído la atención de miles de turistas sorprendidos para bien, si bien otros han confirmado su nefasto servicio. Otros, en cambio, se ríen.