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Papás y Mamás

Cómo marcar límites y no morir en el intento

23 Nov 2015 – 08:00 AM EST
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“Mía no toques eso. Tomás no hagas aquello. No peleen. No griten. No, no y no.” A veces siento que mis días se van repitiendo “No” una y mil veces. Es agotador. Me encantaría evitar la palabra, que mis hijos estuvieran siempre de acuerdo con lo que propongo y que yo estuviera de acuerdo con lo que ellos hacen. Pero, muchas veces, NO pasa y como madre recurro a esa palabra para cuidarlos si hacen algo que puede lastimarlos o que puede perjudicar o herir al otro, teniendo en cuenta que vivimos en sociedad y que hay normas que respetar.  Sin embargo, hay otro camino a la hora de establecer límites, un camino que nada tiene que ver con el imponer reglas sino que se basa más bien en la comunicación y en la explicación del porqué de las mismas.

El día que hice “clic

Cuando mi hijo iba a comenzar la escuela me entregaron un cuestionario. Una de las preguntas decía “¿Qué hace cuando su hijo se porta mal?”  “Le explico”,  contesté.  La siguiente pregunta era “¿Cómo reacciona su hijo?” y yo respondí “entiende”.  Si es así de fácil, ¿por qué intentaba marcar límites a los gritos repitiendo “no”?

Establecer límites no es fácil

Explicar, dialogar, respetar, no castigar… en general esa es mi ideología y mi metodología de crianza pero, pese a que puede parecer sencillo, no lo es. Los chicos nos ponen a prueba todo el tiempo, exploran sus límites y es fácil convertirse en un manojo de nervios y perder la paciencia.  Es mucho más simple gritar “No” e intentar imponer a rajatabla nuestras normas que tomarse el tiempo de explicar serenamente las razones de cuando decimos que algo está mal. “No pegues” no es igual a decir “Si pegas le duele al otro, puedes lastimarlo.  ¿Por qué lo haces? A nadie le gusta que le peguen”.  En el auto vuelan manotazos, la casa se ensucia segundos después de haberla limpiado y muchas veces hacemos grandes persecuciones por toda la casa hasta que finalmente atrapamos a los más pequeños para bañarlos.  ¿Qué tan fácil es serenarse y sentarse frente al pequeño travieso para explicarle que es importante bañarse para estar limpios, que no deben pelearse con el hermano o que poder disfrutar de una casa limpia requiere de un poco de cooperación de todos?.

A veces puede parecernos difícil pero vale la pena intentarlo. Te propongo contar hasta diez la próxima vez que sientas que tus hijos te sacan de quicio y, una vez que estés más calmada, los busques para hablar.  Muchas veces puede que parezca que no te escuchan, pero de verdad, te están escuchando. Explícales porqué no deben hacer tal o cual cosa, coméntales de tu experiencia, diles lo que sientes o puede sentir el otro.  Aunque sean pequeños, te aseguro que entienden.

Siempre creí que en la educación de los hijos es importantísimo construir un vínculo de amor y de respeto mutuo.  Ponerles límites es guiarlos, enseñarles lo que está bien y lo que está mal,  explicarles para que comprendan y asimilen el porqué de las cosas. Esto es mucho más efectivo que gritar e intentar imponer normas sin mas explicación que “porque soy tu mamá”.

¿Cómo le estableces los límites a tus hijos? ¿Sientes que tienes éxito?

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