De película: una de las tiaras más preciadas de la familia real fue robada en tan solo 90 segundos
Descrita como un tesoro nacional, la tiara de Portland, una de las posesiones más preciadas de la familia real, fue robada de la finca Welbeck, en Worksop, Nottinghamshire, Inglaterra. Pertenecía a la galería The Portland Collection; allí, estaba en exposición, en las raras veces que la propiedad abre sus puertas al público.
El hecho ocurrió el 20 de noviembre de 2018. Los criminales ingresaron al lugar entre las 21:45 y las 22:00 e hicieron sonar las alarmas. Por desgracia, escaparon un minuto y medio antes de que los guardias pudieran hacer algo para impedirlo, y la policía arribó dos minutos después al lugar. De acuerdo a la policía, se encontró, cerca del lugar, un Audi S5 reducido a cenizas, que se cree pudo haber sido usado por quienes ingresaron de forma ilícita a la propiedad de la realeza.
El robo de la tiara de Portland: la historia de este preciado objeto
Esta joya fue creada especialmente para que Winifred Anna Dallas-Yorke, la duquesa de Portland, la llevara en la coronación del rey Eduardo VII en 1902. Al igual que Meghan Markle, la duquesa de Portland era una activista vocal desde su posición en la realeza, reivindicando, en su caso, el bienestar animal. Tenía establos donde daba cobijo a caballos viejos y daba su hogar a perros que necesitaban uno.
La tiara está formada por un gran diamante (al que llaman diamante de Portland) rodeado de decenas de más diamantes, en una estructura de oro y plata. «Podría valer millones, pero es una pieza tan reconocida que no se puede vender de forma pública», dijeron a la BBC voceros de la casa de subastas James Lewis of Bamford, una de las más importantes de Gran Bretaña. Los expertos temen que los ladrones vendan por separado cada diamante y cada parte de la estructura; así, la joya se perdería para siempre.
En la incursión a la propiedad también se perdieron otros bienes, entre ellos un broche con diamantes de la propia tiara, quitados cuando esta fue remodelada.
De acuerdo a la BBC, la abadía de Welbeck ha sido la casa de los duques de Portland por generaciones. Allí se coleccionan pinturas, joyas y otras obras de arte de hace más de 400 años.
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