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¿Tu bebé tiene sarpullido? Podría ser la infección más común en las guarderías, aprende a tratarla

Publicado 7 Mar 2019 – 11:55 AM EST | Actualizado 7 Mar 2019 – 11:55 AM EST
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Una enfermedad en el bebé puede hacer sonar todas las alarmas de la madre. Por suerte, la mayoría de las enfermedades del bebé, si bien se deben a un sistema inmune poco desarrollado, no son graves. Por ejemplo, la enfermedad de manos, pies y boca, que puede provocar síntomas llamativos, aunque no presenta riesgos.

Una infección común en los niños: la enfermedad de manos, pies y boca

La enfermedad de manos, pies y boca se caracteriza por presentar ampollas y llagas en la boca y una erupción cutánea en las manos y en los pies, explica la clínica Mayo. Su causa más frecuente es una cepa de un virus llamado coxsackievirus.

Es una enfermedad que suele irse por sí sola en cuestión de días. Si bien no es peligrosa, es altamente contagiosa y puede provocar mucha incomodidad. Tanto niños como adultos pueden contagiarse, pero los niños están en mayor riesgo por sus comportamientos y los lugares donde se encuentran.

Síntomas de la enfermedad de manos, pies y boca

Los síntomas aparecen de tres a siete días después de la infección inicial, de acuerdo a Healthline. Las lesiones de la boca suelen ser dolorosas, de color rojo y son similares a ampollas. Aparecen en la lengua, las encías y el lado interno de las mejillas. En los pies y en las manos, la erupción no da picazón, es de color rojo y a veces puede contener ampollas. Suele encontrarse en las palmas de las manos y en las plantas de los pies. En algunos casos puede aparecer también en las nalgas.

Hay más síntomas asociados a la enfermedad de manos, pies y boca:

  • Fiebre
  • Apetito reducido
  • Dolor de garganta
  • Dolor de cabeza
  • Irritabilidad
  • Malestar general

La fiebre y el dolor de garganta suelen ser los primeros síntomas de la enfermedad de manos, pies y boca, seguidos de falta de apetito y malestar. De uno a dos días después del comienzo de la fiebre aparecen las lesiones.

¿Cómo se contagia?

Como cualquier enfermedad viral, se contagia a partir del contacto con los fluidos corporales: saliva, secreciones nasales, heces y gotas dispersadas en el aire luego de toser o estornudar.

Es frecuente en las guarderías infantiles, por ser centros donde hay varios niños reunidos, donde se cambian pañales y se enseña a los niños a ir al baño. Los pequeños suelen estar en mayor riesgo por esta exposición, ya que se llevan las manos u objetos extraños a la boca y debido a que no tienen inmunidad contra la enfermedad todavía. Es raro que una persona mayor de 10 años se contagie de la enfermedad, pero es posible si tiene un sistema inmune debilitado.

El niño infectado es más contagioso durante la primera semana de la enfermedad. De todos modos, puede contagiar a otros niños durante varias semanas después, incluso cuando ya desaparecieron los síntomas de la enfermedad, porque el virus permanece en el organismo. Los adultos pueden contagiarla sin mostrar ningún signo o síntoma de ella.

Los brotes de la enfermedad son más frecuentes en el otoño y verano, o en lugares de clima de temperatura moderada o tropical.

¿Tiene complicaciones?

La única complicación por la que una madre o un padre debería preocuparse es la deshidratación, ya que el dolor de garganta hace difícil que el niño beba líquidos. Es poco frecuente que el coxsackievirus cause otras complicaciones, pero algunas formas graves pueden provocar meningitis o encefalitis.

Cómo tratar la enfermedad de manos, pies y boca

No hay un tratamiento específico para la enfermedad, dado que desaparece sola. El médico puede recetar alguna crema para calmar los sarpullidos. Mientras los síntomas desaparecen, un proceso que puede tomar de 5 a 7 días, es necesario tomar medidas para cambiar la alimentación del niño y no irritar más su boca.

Es importante que evite los alimentos o bebidas ácidas, o los que sean salados o condimentados, ya que pueden irritar las ampollas en su boca. El helado, los postres fríos o las paletas heladas, e incluso chupar pedazos de hielo, pueden ayudar a calmar la sensación de quemazón en la boca y además prevenir la deshidratación. También es recomendable darle bebidas frías, como leche o agua helada (no refrescos, porque son ácidos).

Se debe alimentar al bebé o niño con comidas blandas, fáciles de masticar y de tragar. Además, se aconseja lavar la boca con agua tibia después de cada comida. Si el niño puede enjuagarse la boca sin tragar, la clínica Mayo recomienda hacer que se enjuague la boca varias veces al día con agua tibia con sal para aliviar el dolor.

Es mejor prevenir que curar

Para prevenir que tu hijo se contagie de la enfermedad, es importante enseñarle buenos hábitos de higiene. Recuérdale que se lave las manos varias veces al día y explícale por qué no es bueno que se lleve las manos a la boca.

También es importante desinfectar todo aquello que tu bebé toca y las habitaciones comunes de tu hogar de forma regular. Deberías limpiar las superficies con agua y jabón y después con una solución diluida de lavandina y agua, de acuerdo a Healthline, además de desinfectar los juguetes, chupetes u otros objetos que entren en contacto con el niño o bebé, con los productos adecuados.

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