Buscando a Lola
Nuestra búsqueda duró exactamente 2 años y 11 meses. Hoy miro para atrás, y no parece tanto, pero fue un largo camino. Hoy entiendo que Lola vino cuando tenía que venir, y que cada paso, cada caída y cada desilusión fueron necesarios y parte de la historia que teníamos que recorrer para llegar a ella. Hoy entiendo que no soy la misma que era cuando empecé a buscar un hijo y que Lola tenía que llegar cuando yo fuera ésta que soy hoy y cuando mi pareja estuviera lo fortalecida que está ahora para poder sobrellevar el cimbronazo que representa un hijo.
Lola está por cumplir un año y todavía a veces cuando nos estamos riendo los tres jugando en el living, cual final de película romántica, nos miramos y no lo podemos creer. Ella está acá, es nuestra hija, es real y es también mucho más de lo que esperamos y buscamos.
En febrero de 2011 lo "convencí" a mi marido de empezar a buscar un bebé. El quería, pero hubiera esperado un poco más, y yo moría de ganas. Como yo creía que tener un bebé era soplar y hacer botellas, desde la primera vez que me vino que ya me puse mal. Pasaban los meses y mi vida se había convertido en cíclica. Me venía y estaba triste por algunos días, después esperanzada una vez más porque venían las fechas probables, y después ansiosa porque podía ser que finalmente se diera el milagro. Triste, esperanzada, ansiosa y triste de nuevo para volver a empezar. Obviamente me empecé a obsesionar con el tema: veía embarazadas por todas partes, todo el mundo quedaba embarazado menos yo, me sentía muy frustrada.
Cumplidos los 6 meses de búsqueda consultamos con mi ginecóloga, y al año de búsqueda ya estábamos sentados en el consultorio de un especialista en fertilidad. Empezamos con relaciones programadas (cosa horrible si las hay), y al tiempo hicimos la primera inseminación, y poco después, la primera in vitro. En el medio, más embarazos cercanos, más angustia, más pensar que a mí nunca me iba a pasar, mezclado con culpa por tal vez no poder "darle" (grandes comillas) nunca un bebé a mi marido. Creo que solo las mujeres que pasamos por esto entendemos todas las cosas que se nos ponen en juego. Es muy desgastante.
Mientras tanto, al ciclo de tristeza, ilusión, ansiedad se le suman los mil millones de médicos, estudios, términos y porcentajes que pasan a ser parte de tu vida diaria. Sumado a, en mi caso, todo tipo de terapias alternativas que pudieran ayudarme.
Finalmente, a principios de 2014, en un mes de descanso esperando para la próxima in vitro, de repente el período de ilusión se hizo un poco más largo. Pasó un día, dos, tres y al cuarto me animé y me hice el test de embarazo. Dos rayitas. Abrazo. Lágrimas. Re chequeo de algo que ya sabía de memoria: "Sí, dos rayitas es positivo".
Soy mamá de Lola de 11 meses y medio. Pienso que ser mamá es la experiencia más fuerte y movilizadora por la que puede pasar una mujer, y está bueno darnos cuenta de que no estamos solas.
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