Sensaciones que solo una mujer con canas rebeldes entenderá
Somos supersticiosas y a las canas nos las tomamos con humor: no vaya a ser que el estrés nos haga salir unas cuantas más. Aunque... ¿será real el mito?
Si ya notaste tus primeras canas (o llevás largo tiempo luchando contra ellas) probablemente te sientas identificada con algunas de todas estas situaciones. De las canas nadie se escapa, así que divertite con nosotras y descubrí cómo cubrirlas de verdad.
Si me saco una por una…
¿Quién no se miró al espejo y se rindió ante la tentación de arrancarse ese desubicado hilo blanco? Como si sacando pelo por pelo lográramos algo, ¿no?
El escondite bajo la alfombra
Muchas veces, las canas no nos crecen de forma pareja y ya conocemos hasta nuestro mejor perfil para que se noten menos en las fotos. Las tácticas son múltiples, desde ocultarlas con un mechón de pelo, hasta salir con capelina en invierno.
Las que nos creemos todo
La canicie está llena de mitos, lo cual es un problema para las que somos demasiado crédulas. ¡No nos vayan a sacar ni un solo pelo blanco, no queremos otros 7!
Por si no lo sabías, también acabamos de descubrir que el estrés no tiene nada que ver con la aparición de las canas. Pero tampoco celebres, no por eso deberías dejar de tener una vida relajada, feliz y saludable.
El inspector de cabelleras
Nunca falta el que, después de mirarte la cabeza por un buen rato, te dice con cara sonriente: “Tenés una cana, te estás poniendo vieja”. Ahí es cuando todas, después de un enunciado tan lapidario como innecesario, pensamos si contestar a semejante cumplido o mejor decirle que ya estábamos al tanto de la novedad.
Las rebeldes sin causa
Algunas canas parecieran tomarnos el pelo. Tintura tras tintura, siguen estando ahí, hagamos lo que hagamos. Sabemos que ya perdiste la paciencia, pero quizás deberías probar con productos de coloración más cubritivos, que a su vez nutran tu pelo para no terminar arruinándolo luego de tantos intentos.
Si estás en plena lucha contra las canas no te resignes. ¡Podemos haber perdido una batalla, pero no la guerra!
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