La triste historia del Christopher Robin real de 'Winnie the Pooh': odiaba a su padre
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El personaje de Winnie Pooh y compañía ya no es exclusivo de Disney, por lo que ya se pueden crear películas u otras producciones que le den un giro al tierno osito y hasta lo vuelvan un asesino.
Tal es el caso de la película de terror de 2023 'Winnie the Pooh: Blood and Honey', donde el oso y sus amigos están sedientos de sangre y aterrorizan a un Christopher Robin adolescente.
Sin embargo, aunque la historia de esta nueva creación parezca muy alejada a la realidad o idea siempre tierna de Winnie Pooh y Christopher Robin, el verdadero Christopher Robin no tuvo una vida tan bella como la de sus historias.
La triste historia del Christopher Robin real de 'Winnie the Pooh'
Así como la nueva película le dio un giro de terror a la historia clásica de Winnie Pooh, en la vida real el autor A.A. Milne cambió la historia de su hijo Christopher Robin para crear los libros para niños.
Christopher Robin Milne nació en Londres el 21 de agosto de 1920, con su padre y madre pasaban fines de semana en su casa de campo en East Sussex, el lugar que sirvió de inspiración para el Bosque de los Cien Acres de Winnie the Pooh.
De acuerdo con lo recontado por la Librería Publica de New York en agosto de 2016, para el primer cumpleaños de Christopher Robin, su padre le compró un osito de peluche llamado Edward Bear.
Aunque el niño después de un tiempo le pondría el nombre de Winnie, al inspirarse en un oso con ese nombre del zoológico de Londres. Así su padre comenzó a escribir las historias de 'Winnie the Pooh'.
La inspiración para crear el libro para niños de 'Winnie the Pooh' fue gracias a que A.A. Milne y su esposa Daphne veían la forma en que Christopher siempre jugaba con su oso de peluche.
Para 1926 el primer libro de A.A. Milne con ilustraciones de E.H. Shepard se volvió un éxito y mucha gente le mandó cartas a Christopher Robin al enterarse de que el niño del cuento era real.
De acuerdo con la BBC y un artículo sobre la vida del niño en enero de 2016, Christopher Robin tenía que responder todas y cada una de las cartas que le llegaban, aunque con la ayuda de su nana.
Sus padres no escondían la fama de su hijo y con solo 7 años participó en concursos, tuvo muchas sesiones de fotos (algunas donde salía solo) y grabaciones de voz del libro de 'Winnie the Pooh'.
En 1927, Christopher actuó ante 350 invitados en una fiesta, recitando partes de los libros y cantando la canción ‘The Friend’. Pero para 1930 su padre decidió darle un respiro de la fama y lo mandó a un internado.
Aún así la vida para Christopher no sería fácil y acabaría odiando a su versión ficticia. Pues los otros niños de la escuela le hicieron bullying por años y hasta sus vecinos lo torturaban con el disco de su grabación.
Mucha gente lo juzgaba por no ser como el Christopher Robin de las historias, aunque como él lo dijo en sus memorias ‘The Enchanted Places’ de 1974: lo criticaban sin conocerlo y solo basados en la idea de un personaje.
El verdadero Christopher Robin odiaba a 'Winnie the Pooh'
En la vida real nadie de su familia lo llamaba Christopher, en lugar de eso prefería que le dijeran Billy, pero aun así a mucha a mucha gente le costaba separarlo del personaje de los libros.
Cuando creció las cosas no mejoraron para Christopher, al salir de la universidad le costó encontrar trabajo y en sus memorias dijo que sintió que fue porque su padre se preocupó más por su propia carrera que por el futuro de su hijo.
Como Robin quiso escribir un libro sin A.A. Milne, sus padres se pelearon con él y lo sacaron de sus vidas. Incluso su mamá tiró una estatua de su hijo y y enterró en el suelo.
Al final, la relación con sus padres empeoró y casi nunca se volvieron a ver, ni en sus lechos de muerte. Él eventualmente hizo las paces con su recuerdo y también con Pooh, Piglet, Tigger, Eeyore y Kanga, sus múñenos de la infancia.
En 1987 Christopher Robin entregó los peluches originales de cuando era niño y que inspiraron las historias de 'Winnie the Pooh' a la Biblioteca Pública de New York, donde son exhibidos hasta hoy.
En 1981 participó en un homenaje a su padre al inaugurar una estatua en honor a la osa Winnie del zoológico de Londres. El Christopher Robin de la vida real falleció en 1996.