null: nullpx
reseñas

The Martian llega al rescate de Ridley Scott [reseña]

Publicado 1 Oct 2015 – 07:30 PM EDT | Actualizado 10 Dic 2018 – 02:27 PM EST
Comparte

Con The Martian (o Misión Rescate), Ridley Scott vuelve a la ciencia ficción, pero a diferencia de sus dos grandes clásicos Alien (1979) y Blade Runner (1982), o la más reciente Prometheus (2012), ahora se ciñe exclusivamente a la ciencia ficción dura: en la película no hay marcianos ni alienígenas ni futurismo, todo es realista y “científico”. Y ese es su encanto.

Es, en definitiva, una reivindicación de la ciencia y, aunque parezca imposible, triunfa en su intento de hace lucir cool a la botánica.

Houston, tenemos un sobreviviente

En la primera escena de la película nos situamos en el árido y desolado paisaje de Marte y vemos a la tripulación del Ares 3 enfrentarse a una repentina tormenta de polvo que resulta bastante más intensa de lo previsto.

Desafortunadamente, el astronauta Mark Watney ( Matt Damon) es golpeado por una antena convertida en proyectil por la tormenta y desaparece en medio de la polvareda. Tras un breve intento de búsqueda encabezado por la comandante de la tripulación, la capitán Lewis ( Jessica Chastain), mientras el viento amenaza con derribar la nave que los llevará de regreso, Mark Watney es dado por muerto y sus compañeros realizan un despegue de emergencia rumbo a la Tierra. Con un asiento vacío.

Pasada la tormenta, Mark Watney despierta para enterarse de una noticia buena y una mala. La buena noticia: sobrevivió; la mala: está solo en Marte.

Herido y confundido, logra llegar para curarse a la cabina habitable que la misión había establecido en el Planeta Rojo. Le toma unos segundos sopesar la situación en toda su dimensión.

Su reacción inmediata, un resignado y sarcástico “Fuck!”, certifica el tono que tendrá casi toda la película a continuación.

El inevitable dramatismo de la situación, lo inherentemente aterrador de estar solo en un planeta a 200 millones de kilómetros de la Tierra, es algo que podemos comprender sin necesidad de que se haga énfasis en ello; no necesitamos ver a un protagonista desesperado y sufriente, al borde del llanto o del colapso nervioso, y lo mejor que tiene The Martian es que opta por un abordaje completamente diferente de la situación, justificado por las peculiaridades de Mark Watney.

MacGyver en Marte

Mark Watney es, además de astronauta de la NASA, un experimentado botánico.

Como astronauta que forma parte de una misión tripulada a Marte, ha sido entrenado para enfrentar problemas. Y como científico, cuenta con conocimientos y herramientas para hacerlo.

Entonces, adopta una actitud MacGyveriana ante su enorme problema, que es sobrevivir en Marte hasta que una nueva misión llegue a su rescate, para lo que, antes debe lograr comunicarse con alguien en la Tierra.

El proceso que involucra sus ingeniosas soluciones, y los nuevos problemas que van surgiendo, es realmente entretenido, y genera un inevitable sentimiento de fascinación por esos conocimientos científicos aplicados al servicio de la supervivencia.

En su soledad, Watney narra todas sus experiencias a las cámaras que tiene en su espacio habitable, haciendo uso de un inevitable sentido del humor para alguien que no quiere perder la cordura estando solo en otro planeta.

Su narración directamente a la cámara y su sentido del humor nos acerca a él y genera la empatía y la identificación con el personaje, nuevamente sin necesidad de apelar a otros recursos menos dignos para que nos identifiquemos con él. Es extrañamente inusual y reconfortante que una película como esta no nos muestre el drama de su esposa y sus hijos que han quedado en la Tierra.

Está solo en Marte, y esto ya es suficientemente grave, tenga hijos o no (y los veamos o no).

Alternando con sus esfuerzos y sus rutinas de comedia en Marte, comenzamos a conocer lo que está sucediendo en la Tierra, donde cobran protagonismo interesantes personajes como el director de la NASA ( Jeff Daniels), el encargado de las misiones a Marte ( Chiwetel Ejiofor), un funcionario un tanto rebelde ( Sean Bean), un esforzado ingeniero ( Benedict Wong), la directora de comunicaciones ( Kristen Wiig) y un joven y excéntrico ingeniero que será crucial en la trama ( Donald Glover).

Los esfuerzos y deliberaciones en la Tierra aportan otra clase de tensión en torno al problema, con soluciones igual de científicas y asombrosas pero más tradicionales y computarizadas, y también con una buena dosis de humor, incluyendo un chiste en torno al Señor de los Anillos que hará la delicia de todos los nerds.

Lo interesante es que una vez que en la Tierra descubren que Mark Watney está vivo en Marte, el principal objetivo de todos es traerlo de regreso con vida y, en ese sentido, la película no tiene villanos.

Todos tienen el mismo objetivo en común y todos están genuinamente interesados en cumplir con él, y eso es algo agradable de ver.

Hay, ciertamente, diferencias entre ellos respecto a los métodos y a otros detalles, y el personaje de Jeff Daniels, con su cinismo y pragmatismo, funciona muchas veces como antagonista para darle el peso dramático necesario a las decisiones de este lado del Sistema Solar.

No faltan, obviamente, los momentos emotivos, algunos de ellos no del todo convincentes. Por otra parte, hay todo un dilema en torno a informarle o no a la tripulación del Ares 3, que está en su camino de regreso a la Tierra, sobre la situación del compañero que dejaron abandonado, pero éste nunca llega a comprenderse demasiado.

Por lo demás, The Martian es una película entretenida y simpática, que sin ser genial, al menos vuelve a poner al director Ridley Scott en la dirección adecuada antes de volver a sus esperadas secuelas de Prometheus y Blade Runner.

Comparte