Redención final en Dexter [Crítica 8x12]
La complejidad del anti héroe y su redención personal es uno de los temas más característicos de la televisión contemporánea. Desde Breaking Bad hasta The Soprano, hemos visto desarrollarse personajes llenos de matices y con unos demonios interiores que, paradójicamente, los convertían en más humanos y cercanos a nosotros.
Dexter ( Michael C. Hall) ha sido desde el primer momento el paradigma del antihéroe, un asesino en serie que se guía por un código inquebrantable: matar solo a las personas que se lo merecían. Durante sus inicios el personaje se debatía (con la inconfundible voz en off) sobre si era una buena persona haciendo cosas malas o una mala haciendo cosas buenas.
El problema de la historia que quisieron contar, basada en los libros de Jeff Lindsay, es que no podían alargarla demasiado porque corrían el riesgo de perder la coherencia y la esencia del propio personaje, que es justamente lo que hemos visto a lo largo de esta temporada, en la que Dexter se ha movido más por el terreno del superhéroe, que en el del antihéroe de las primera temporadas.
[ Alerta de Spoilers]
Cambio de planes
Con el pasajero oscuro desaparecido de combate, Dexter marcha hacia el aeropuerto con la intención de partir hacia Argentina junto a Hannah (Yvonne Strahovski) y Harrison, aunque una inoportuna llamada le avisa del disparo a Deb (Jennifer Carpenter), por lo que tiene que volver para ver cuál es su estado. El episodio se ha centrado en la relación entre los hermanos, incluyendo unos innecesarios flashbacks para que recordemos aquellos tiempos en los que se llevaban perfectamente, sin rencores por medio.
En principio Deb parece encontrarse perfectamente, pero la operación no sale según estaba prevista y su cerebro acaba dañado, impidiéndole razonar, ni pensar como una persona normal. Momento que podría haber sido climático si hubiese tenido una base narrativa más fuerte.
Recordemos que el disparo que recibió fue debido a que Dexter perdonó inexplicablemente la vida de Saxon (Dari Ingolfsson), sin más motivos que el de haber perdido repentinamente (como quien no quiere la cosa) su pasajero oscuro. Una decisión incoherente con lo que nos han ido mostrando y que ha supuesto un lastre enorme para la despedida del personaje.
Secundarios
Por tanto, Dexter busca venganza y no se le ocurre un plan mejor que el de asesinar a Saxon cuando está bajo custodia policial. Porque claro, Batista y Quinn (Desmond Harrington) hacen la vista gorda con el asesinato y dejan que Dexter se salga con la suya de nuevo. Resultan desesperantes las facilidades con las que Dexter hace y deshace a su antojo sin tener ningún obstáculo que le pongan las cosas un poco más difíciles.
¿Y qué me decís de la trama de Masuka con su hija? Me gustaría escuchar de la boca de los propios guionistas que objetivos e intenciones albergaban con un argumento más propio de Modern Family. La hija ni aparece en este capítulo. Quizás tienen pensado un posible spinoff de Masuka con su hija en plan sitcom.
A Jacob Elroy ( Sean Patrick Flanery) le recomendaría que abandonase el sector privado y fichase por el Departamento policial de Miami, allí se sentiría como pez en el agua entre el resto de incompetentes. Supongo que se debió saltar las clases de retención de fugitivos en la academia, porque su técnica de tomar delicadamente por la mano a Hannah no me parece el procedimiento más eficaz para impedir que escape.
Pareja de asesinos
Para más inri, le deja libertad para servirse un vaso de té, tiempo que aprovecha Hannah para inyectarle un somnífero. Por fin vemos a la fría y calculadora Hannah de la anterior temporada y no a la tediosa y bobalicona ama de casa.
Su historia de amor con Dexter ha perdido toda la intensidad y el fervor de antaño, en vez de una pareja de asesinos en serie, últimamente tenían una relación más propia de dos adolescentes en el instituto. Entre ñoñerías y flirteos se ha perdido el verdadero encanto de esta pareja, que residía en la comprensión mutua y la retroalimentación de su oscuridad y ansias de sangre.
La última víctima
Tras darse cuenta de que todos los males de Deb han sido por su culpa, Dexter opta por quitarle la vida a su hermana para evitarle el sufrimiento, en una desgarradora escena magníficamente interpretada por Michael C.Hall. Irónicamente, la decisión más noble y humana que ha tomado Dexter pasa por matar a su hermana con sus propias manos.
Una idea escabrosa y brillante a la vez, pero ejecutada de forma pobre y atropellada. Por mucho caos que hubiese en el hospital por el huracán, es inverosímil que Dexter se pueda llevar el cadáver de Deb a su barco sin que nadie lo impida. Estos errores técnicos de guión pretenden aligerar la trama, pero lo que realmente provocan es una pérdida de calidad y de coherencia global.
La escena en el barco es la que, bajo mi punto de vista, salva el final y le da el aprobado justo. Para los que seguimos la serie desde sus inicios, resulta estremecedor y muy emocionante que el último cadáver que Dexter lanza al mar, una rutina a la que ya estamos acostumbrados, sea el de Deb.
En otras circunstancias y, por qué no decirlo, unas cuantas temporadas atrás, esta escena hubiese pasado a la historia de la televisión. Pero lamentablemente, todo lo que la rodea está impregnado de un artificio digno de película de serie B y melodrama más propio de culebrón. En cualquier producción audiovisual es igual de importante el cómo y el qué y, con la muerte de Deb, la realización no está a la altura de la relevancia del suceso.
Nueva identidad
Lo que viene después es un completo despropósito, ya que Dexter decide fingir su muerte dirigiéndose con el barco hacia el huracán. El cómo sobrevive al huracán, vuelve nadando hacia la orilla y consigue una identidad falsa es un misterio que quedará archivado en las preguntas sin respuesta de Dexter que, en los últimos tiempos, ha hecho meritos de sobra para darle la competencia a Lost en este aspecto.
La escena final tiene cierto aroma poético; el silencio impregna toda la secuencia, sin la característica voz en off y la cámara va acercándose lentamente hacia Dexter hasta dejarlo en primer plano, mostrando su rostro más inhumano y psicópata. La voz en off era una técnica para explicar al espectador los constantes debates interiores entre los dos lados de Dexter: el humano y el psicópata.
La falta de voz en off puede significar que, tras la muerte de Deb, Dexter abandona por completo su parte humana, dejando florecer su oscuridad y convirtiéndose en el psicópata sin escrúpulos que habita en su interior desde su tierna infancia. Un final que sería muy digno pero que no deja de ser una teoría, ya que tras todas las idas y venidas que han dado al protagonista recientemente (en 12 capítulos pasa de matar a Laguerta a perdonarle la vida a Saxon) ya no queda del todo claro cuál es su devenir. Su desarrollo en los últimos episodios está repleto de tantos sinsentidos que deja al espectador confundido sobre el camino que tomará.
Las redes sociales y todos los blogs están echando humo con este final, criticando su mediocridad y lamentando la decadencia de la serie. Bajo mi punto de vista, tras ver las últimas cuatro temporadas, el capítulo no es tan malo como se aventuraba. Si no se tiene un contexto narrativo contundente, es imposible tejer un episodio final que resulte redondo.
Dexter llegaba al episodio final sin piezas, cultivos ni ningún soporte preconcebido que ayudase a darle un final concorde. La idea pensada por los guionistas para finiquitar la serie me parece bastante buena y sorprendente, pero la escritura del guión flojea en la mayoría de escenas, el ritmo no es el adecuado para aportar tensión y la precipitación e improvisación son la seña distintiva.
Prefiero recordar las maravillosas primeras cuatro temporadas, en las que nos presentaron al antihéroe más conflictivo, macabro y carismático de la televisión, ofreciéndonos un drama sangriento, valiente y original. Showtime ha demostrado tener poca habilidad para manejar una serie y se han mostrado más interesados en las ganancias económicas que en la calidad del propio producto.
Desde el primer capítulo, Dexter fue una serie con una fecha de caducidad marcada: el momento en que fuese pillado. Un argumento que daba para dos temporadas, pero lograron reinventarse y alcanzaron el clímax en la espectacular cuarta temporada. Tras el éxito que tuvo, optaron por seguir estirando el chicle, repitiendo incesantemente la fórmula que les dio la gloria hasta absorber toda su rentabilidad.
¿A ustedes que les ha parecido el final de Dexter?