null: nullpx
Bradley Cooper

Nace una estrella: Bradley Cooper y Lady Gaga ponen su sello propio en la clásica fábula de Hollywood

Publicado 18 Feb 2019 – 11:40 AM EST | Actualizado 21 Feb 2019 – 10:15 AM EST
Comparte

Bradley Cooper y Lady Gaga son los protagonistas de la cuarta versión hollywoodense de Nace una estrella, la clásica fábula aspiracional y amarga sobre el éxito y la fama en el mundo del espectáculo.

La chica que quiere triunfar, el artista consagrado pero decadente, y el agitado romance en el medio.

Tantas versiones de la misma historia han sido posibles porque, en todas ellas, hay una transición artística generacional, que va desde el artista maduro, signo de un mundo viejo y caduco, hasta la artista incipiente, el nuevo mundo, y cada película es inseparable de su tiempo.

En la primera, de 1937, la joven heroína quiere triunfar en Hollywood, la industria que en ese tiempo atravesaba su época dorada pero ya era lo suficientemente madura como para tener estrellas en decadencia; en 1954, se convierte en un musical y la heroína que se enamora de un ex ídolo de matinée es Judy Garland, que había brillado en El mago de Oz, el primer gran musical icónico de Hollywood; ya en los 70, la película con Barbra Streisand y Kris Kristofferson se traslada al ámbito del rock, ese que ya había vivido el concierto de Altamont y visto morir con 27 años a Jim Morrison, Janis Joplin y Jimi Hendrix.

En la nueva versión, Bradley Cooper es un rockstar grunge ( Kurt Cobain sirvió como inspiración al guion, y el actor/ director le pidió consejos a Eddie Vedder), es decir de los 90, y Lady Gaga representa la transición al pop moderno, en tiempos de YouTube e Instagram.

Nacen dos estrellas

Al hablar de actores son frecuentes los términos «carisma» o «química» entre una pareja, y aunque son conceptos difíciles de desentrañar o de puntualizar, viendo diferentes versiones de A Star is Born se hace evidente que un gesto, una sonrisa de Judy Garland, una mirada enamorada entre Lady Gaga y Bradley Cooper, o un diálogo insinuante entre Barbra Streisand y Kris Kristofferson, tienen un efecto diferente en nosotros.

En estos detalles está la esencia de estas películas.

Nace una estrella, siempre, es más que su argumento y sus personajes (que son en esencia los mismos). Es, sobre todo, las estrellas que la protagonizan.

Que Bradley Cooper haya decidido debutar como director con esta película, y que Lady Gaga tenga en ella su primer papel protagónico en una millonaria producción de Hollywood, quizá sea en parte la explicación de cierta energía y autenticidad que transmite Nace una estrella, especialmente en su primer acto.

Bradley Cooper, que se hizo famoso por ser un galán de Hollywood hasta consagrarse en papeles serios y complejos, sabe de los demonios que acechan tras la fama y el éxito. Y también tras las adicciones: ha dicho que estuvo a punto de abandonar su carrera como actor por culpa de las drogas, el alcohol y la depresión, y fue la sobriedad lo que «le salvó la vida».

Lady Gaga, una de las artistas más originales, inclasificables y osadas que dio el pop en el nuevo milenio, también sabe de qué se trata querer triunfar en la música. Y lograrlo.

Además de ciertas circunstancias comunes a los personajes y sus intérpretes que favorece a la película, la primera y mejor parte de Nace una estrella está marcada por esa famosa química entre ambos protagonistas. Una que, sin dudas, no es ficticia.

Ha revelado Cooper que, cuando todavía no sabían quién iba a ser la protagonista de la película ( Beyoncé era la estrella original para el proyecto pero lo abandonó), vio por casualidad a Lady Gaga cantando “La Vie en Rose” en vivo. Quedó fascinado con ella y en ese instante se dio cuenta que tenía que ser su coprotagonista. La convenció a ella primero, y después grabaron un video de prueba para convencer a Warner Bros (Lady Gaga, por su parte, convenció a Bradley Cooper que aprendiera a cantar y no hiciera playback).

El sentimiento de amistad, admiración y sintonía entre Bradley Cooper y Lady Gaga ha impregnado todas las historias sobre la producción de la película y también el resultado final. Cooper incluso recreó la escena de Lady Gaga cantando “La Vie en Rose”.

La culminación de este primer acto es su versión a dúo de “Shallow” ante una multitud enardecida; es la parte más entrañable de la película, y la canción en vivo, emocionante.

Hay un problema y es la sensación de que todo esto ocurre demasiado rápido, como una mera introducción para lo que vendrá después.

Y lo que viene después es el más puro melodrama, como se puede sospechar si se ha visto las versiones anteriores, pero algo que rompe con el tono de esa idílica (aunque con sutiles señales y augurios amenazantes) parte inicial.

Como en todas sus versiones, la película es un cautionary tale, una historia que nos dice: cuidado con idealizar la fama y el éxito.

El mito del artista torturado que cede a la autodestrucción y las adicciones se ha idealizado, y puede llegar incluso a tener una secreta seducción, apoyada en un presunto compromiso e integridad artística que parece ser inseparable de esa misma tortura y esos demonios interiores.

Pero visto de cerca es desagradable y tortuoso. Vergonzoso como orinarse en los pantalones borracho en público.

Después de cantar “Shallow”, la película se ocupará de darle su verdadera dimensión al sentimiento y la letra de la canción («estoy en lo más profundo, mira cómo me sumerjo, nunca encontraré el fondo»).

El romance entre Jack y Ally es genuino, es decir complicado. Se ve envuelto en los vaivenes de sus respectivas carreras (una descendente, otra ascendente), cargado de una tensión irresuelta.

Hay también cuestiones laterales a su relación y sus carreras artísticas: el padre de Ally ( Andrew Dice Clay) y sus amigos/ compañeros de trabajo funcionan como un perfecto alivio humorístico de la película; y la relación de Jack con su hermano ( Sam Elliott), que si hubiera ocupado mayor parte de la película no me hubiera quejado, y que se resuelve de una manera triste y hermosa.

Dije que Nace una estrella es, sobre todo, las estrellas que la protagonizan.

Bradley Cooper y Lady Gaga ponen su carisma y su personalidad para darle la excepcionalidad y la seducción que necesita la canónica historia de Hollywood que reviven, teniendo la precaución de, en el proceso, ellos mismos escalar un peldaño en su camino a la consagración.

Calificación de Nace una estrella: 6/10.

Sigue leyendo:

Comparte