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Secuestro

Tres patrullas de la Policía pasaron junto al vehículo donde llevaban secuestrada a Jayme Closs

El día en que Jake Patterson mató a los padres de Jayme Closs antes de llevársela, una llamada al 911 desde el celular de la madre alertó a las autoridades de que algo estaba pasando. 7 minutos después, la Policía llegó a la casa de los Closs y los encontró muertos, pero no había rastro de su hija: iba amordazada en el maletero de un auto al que justo las patrullas habían acabado de pasarle por el lado, según consta en la acusación.
15 Ene 2019 – 08:28 PM EST
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La pesadilla ya terminó para Jayme Closs, la niña de 13 años que fue secuestrada en Wisconsin por un joven de 21 años que irrumpió el pasado 15 de octubre en su casa a medianoche y mató a sus padres antes de llevársela. Sin embargo, la historia apenas comienza a conocerse. En buena parte porque el asesino y secuestrador, Jake Thomas Patterson (de 21 años), ha confesado al detalle cómo hizo todo y su relato coincide con el de la menor, según quedó constatado en la acusación revelada este lunes.

Su confesión del crimen empezó desde el momento en que fue detenido el pasado 10 de enero, minutos después de que la adolescente escapó de la cabaña donde la mantenía cautiva. Cuando la Policía detuvo el viejo carro Ford Taurus de color rojo que iba conduciendo Patterson, este se identificó y les dijo "yo lo hice".

Esa no era la primera vez que tenía un encuentro con las autoridades. El día que secuestró a Jayme tres patrullas le pasaron por el lado, tan cerca que la niña que iba amarrada y amordazada en el maletero también pudo escuchar las sirenas, pero en esa ocasión siguió de largo sin levantar sospechas.

Se trataba de los oficiales que iban apresurados hacia la vivienda de la familia Closs, ubicación de donde había salido una llamada al 911 en la que solo se escuchaban gritos de fondo y cuando la operadora volvió a marcarles, no obtuvo respuesta. La llamada de emergencia fue hecha a las 12:53 am y los agentes llegaron a la casa a la 1:00 am.

Por solo minutos, la Policía casi encuentra al atacante en el momento en que se estaba llevando a la menor. Pero no fue así. Patterson asegura que solo estuvo durante cuatro minutos en el lugar, tiempo en el que asesinó a tiros a James Closs, de 56 años, y a su esposa, Denise, de 46; amarró por manos y pies a Jayme, la metió en el maletero de su auto y emprendió la huida.

Cuando las patrullas se acercaban deprisa a esta vivienda, un vehículo que viajaba en la dirección contraria, rojo de modelo viejo –que un oficial cree que era un Ford Taurus–, les dio paso para que siguieran. Era el secuestrador, quien se había acabado de quitar la máscara negra con la que tenía cubierta su cara y conducía camino a la cabaña donde pondría en cautiverio a la adolescente.

Todos estos detalles fueron revelados por la acusación presentada en corte este lunes, donde compareció por primera vez Patterson y fue acusado formalmente de dos cargos por homicidio intencional, uno por secuestro y uno por robo a mano armada.

Tanto la víctima como el secuestrador, destacaron en sus entrevistas con los investigadores el encuentro cercano con la Policía el día que Jayme fue raptada, según los documentos de corte. La niña resaltó que escuchó las sirenas de las patrullas "muy poco tiempo después de que Patterson empezó a conducir".

En su confesión, el acusado dijo que habría estado manejando "lo que cree que fueron 20 segundos desde que salió de la casa" de los Closs cuando le cedió el paso a los agentes que iban hacia la vivienda con las sirenas encendidas. De acuerdo a su relato, si lo hubieran detenido en ese momento "probablemente habría disparado a la Policía" con el arma que tenía en la silla delantera.

El día que sí identificaron el auto del secuestrador

Esa tampoco la última vez que las autoridades se cruzaron el vehículo del secuestrador antes de capturarlo. El día que lo buscaban, luego del escape de Jayme, tomaron la decisión de llevarse a la adolescente lejos del área por su seguridad, pues pensaban que el sospechoso podría estarla buscando. Y no se equivocaban.

Cuando un oficial conducía con Jayme para alejarse de la escena, vieron un auto –Ford o Kia, según el agente– que se acercaba en dirección contraria. El policía le preguntó a la menor si ese era el carro de Patterson, pero ella dijo que no sabía. Aún así, él informó a sus colegas sobre un vehículo sospechoso que habían acabado de pasar y estos revisaron el historial de la placa: para su sorpresa estaban registradas bajo el nombre de quien la niña decía ser su secuestrador.

Acto seguido, otro oficial vio a un hombre que conducía un auto rojo que coincidía con las descripciones y tenía una luz trasera rota. Lo siguió hasta que lo detuvo y otro agente llegó también por el lado del asiento del pasajero. Le ordenaron al conductor poner sus manos arriba y abrir la puerta. Patterson ya sabía que venían por él y obedeció, se identificó, no puso resistencia y empezó su confesión "Yo lo hice".

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