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Cómo 'El Chapo' espió obsesivamente con un 'software' a 50 miembros de su cartel

Este miércoles testificó un técnico del cartel de Sinaloa que ayudó a que el FBI obtuviera 1,500 comunicaciones sobre actividades relacionadas con el negocio ilícito del capo, que terminó involucrando a su esposa Emma Coronel. Christian Rodríguez también reveló el sistema de espionaje que pinchó a varios miembros del cartel.
9 Ene 2019 – 06:32 PM EST
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NUEVA YORK.- Vivir oculto en la sierra de Sinaloa no le impidió al narcotraficante Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán espiar obsesivamente a unos 50 miembros del cartel de Sinaloa, entregándoles celulares que tenían instalado un sistema que le permitía escucharlos sin que estos se dieran cuenta. El capo tenía miedo de que lo traicionaran y buscaba “ratas” por todos lados. Así lo describió el nuevo testigo de la Fiscalía, un técnico que ayudó a obtener pruebas contra su esposa Emma Coronel Aispuro.

“Era como su juguete”, relató Christian Rodríguez, un colombiano de 32 años que este miércoles se sentó en el estrado de la corte de Brooklyn para detallar cómo entre 2008 y 2012 se encargó de establecer un efectivo sistema de comunicación privada que ese grupo criminal usó para hablar sin preocupaciones y que costó alrededor de 100,000 dólares.

Solo unas 100 personas, incluido Guzmán y miembros de la familia Cifuentes, que se dedicaba al tráfico de cocaína en Colombia, usaban dicho sistema que encriptaba las llamadas y los mensajes de texto. Ni el FBI pudo ingresar al contenido de las conversaciones, sino hasta que Rodríguez fue obligado a cooperar.

Pero el capo sinaloense también le pidió al técnico que pinchara a su gente de confianza, volviéndose una suerte de ‘Gran Hermano’. Solo ellos dos y otro colaborador del cartel sabían que ‘El Chapo’ veía en una computadora lo que sus socios escribían en mensajes de texto, su lista de contactos, los números telefónicos a los que llamaban y hasta su ubicación precisa. “Le gustaba mucho”, afirmó Rodríguez.

Una de las cosas favoritas de Guzmán, dijo el técnico colombiano, era la habilidad de poder abrir el micrófono de los celulares que tenía su gente para escuchar todo lo que decían cuando quisiera. “Les llamaba a las extensiones (telefónicas del sistema), luego colgaba, tomaba su otro teléfono y ‘llamaba’ para abrir el micrófono del teléfono para ver si decían algo sobre él”, contó.

Observando desde la sierra

Llegó el momento en que el exjefe del cartel de Sinaloa tenía tanta información qué verificar sobre su gente que terminó pidiéndole a alguien llamado Benjamín que se encargara del espionaje interno. Para que otros miembros de la organización no supieran lo que estaba haciendo, le sugirió a su trabajador que se pusiera audífonos para oír las charlas sin despertar sospechas. Le dijo que si alguien le preguntaba qué hacía este le dijera: “escuchando música”.

La obsesión de Guzmán no quedó ahí: también instaló un software espía en las computadoras de algunos de sus colaboradores. En una ocasión, relató Rodríguez, este puso en la mirilla a una mujer no identificada. “’El Chapo’ distrajo a la mujer e instalé el software espía en la computadora”, relató el testigo. Ese trabajo le tomó unos tres minutos, según su relato.

Rodríguez, quien conoció personalmente a Guzmán a través de sus socios en la familia Cifuentes, aseguró que el mafioso mexicano le llamaba por teléfono “casi todos los días” para preguntarle sobre el sistema de espionaje. Con el tiempo dejó de interesarle cómo le iba a la comunicación encriptada.

Según el cooperante, se reunió con ‘El Chapo’ unas 12 veces, de las cuales al menos cuatro se realizaron en la sierra de Sinaloa. Rodríguez llegaba hasta Culiacán, donde lo llevaban a una pista clandestina para que abordara una avioneta que aterrizaba cerca de la guarida del mafioso. Siempre lo recibieron hombres que vestían uniformes tipo militar y portaban armas de grueso calibre. “Se veía muy inseguro”, dijo sobre aquel primer viaje a las montañas.

En su lista de clientes también estuvo Dámaso López Núñez, alias ‘El Licenciado’ y quien era la mano derecha de Guzmán. Es posible que este también se siente en el estrado de la corte.

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Avalancha de pruebas electrónicas

El testimonio de este hombre, quien coopera con el gobierno estadounidense desde hace seis años y actualmente se encuentra bajo el programa de testigos protegidos, se inició en la corte unos minutos después de que un agente especial de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) mostró parte de la evidencia obtenida a través del técnico: 1,500 comunicaciones sobre actividades relacionadas con el narco, la defensa del territorio del cartel y hasta charlas banales. En más de 100 participó Guzmán.

Entre esa evidencia hay varias charlas escritas entre ‘El Chapo’ y su esposa Emma, en las que ella parece estar al tanto y colaborar en cierta manera en las operaciones de su marido.

Según la agencia, ella le alertaba sobre la presencia de militares en su zona, le preguntaba por sus lugartenientes, tenía en su poder un arma de fuego para protegerse de los enemigos del cartel, supo de un intento de fuga del mafioso en 2012 y además colaboró para que sus hijas fuesen las propietarias de una residencia de lujo.

El joven que le asestó uno de los golpes más duro que ha recibido Guzmán en este juicio ha recibido un pago de casi 500,000 dólares por sus servicios y para compensar sus gastos. También es elegible para recibir una recompensa de 5 millones de dólares por ayudar a la captura del narco colombiano Jorge Cifuentes, quien ya testificó en este caso.

Como parte del acuerdo, Rodríguez no ha pasado un solo día en la cárcel y no se enfrentará a la justicia estadounidense.

Para protegerlo, el juez pidió a los artistas de la corte que no dibujaran su rostro. Este jueves, el último día del proceso de esta semana, continuará su testimonio.

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